La gente suele reírse cuando les digo que me da mucha pena el típico villancico El Tamborilero, porque yo escucho más que la linda música y una letra que habla de Jesús. De hecho, lo que menos me interesa en esa canción el la dichosa guagua! Porque esos versos hablan de la pobreza extrema de un hombre, que no tiene nada que ofrecer ante alguien que para el es lo más importante y valioso...nada, más que solo una canción, esa canción. Lo más hilarante es que yo soy atea casi desde que tengo memoria! Pero no puedo evitar llorar cada vez que oigo esa canción.

Les cuento esto, porque hoy me pasó lo siguiente:

Iba con mi mamá en el metro, de vuelta a Viña, mi hijo roncaba de lo lindo en su coche y se sube una mujer con tres niños de entre 8 y 3 años a lo mucho. Al principio, me parecieron un grupo más de pasajeros...pero justo quedaron frente a mi y los pude observar mejor. La niña mayor, era down, no profundo, pero lo era. Otro niño, tenía labio leporino y solo el menor era "normal". Todos vestían ropas raídas y ya en mal estado, pero se veía que eran una familia unida y feliz a pesar de todos los contras que les jugaba la vida. En eso, la mujer saca una flauta de su mochila una flauta dulce y empieza a interpretar una serie de villancicos. Se notaba que tenía ciertos estudios de música...tocaba maravillosamente bien! Su música no eran solo notas que salían de ese instrumento que puede ser tan frío, No, al tocar, ella interpretaba los sentimientos que de seguro se plasmaron en esas melodías en el momento en que fueron escritas, quien sabe hace cuento tiempo!

Entonces, a dos estaciones de mi destino, saca una flauta de pan y empieza a percutir con los pies el piso, llevando el ritmo de esta típica canción. De forma inmediata me puse los lentes de sol. No quería dejar en evidenci, de froma publica, que esa canción me hace llorar como niña...y allí estuve, estoicamente, controlando mi mandíbula que me amenazaba a cada rato con ponerse a tiritar. Su interpretación...es que ni les cuento! Espectacular! Tocó simultáneamente ambas flautas, mientras llevaba el ritmo golpeando el suelo con los pies todo el rato. Simplemente espectacular. Esa mujer tiene un don...que pena que se haya perdido así y solo se pueda disfrutar de su arte de forma furtiva, mientras se viaja entre un par de estaciones, antes que la pille un guardia y la obligue a bajar con sus niños...yo podía estar oyéndola todo el resto de la tarde...

Y luego, vino a mi un atackazo artístico, que terminó de matarme por dentro (pero ni mi mamá que estaba a mi lado notó que lloraba atrás de las grandes gafas). Ella era ese pastor. Y su hermosa música, era lo único que podía ofrecer, no como regalo en esta ocasión, sino como aquello que le permitiría llevar el pan a la mesa al día siguiente. Su canción me puso frente a ese temor irracional que oculto siempre, a terminar en esa situación. 

Por eso, y en especial en estas fechas de fiestas, deberíamos agradecer a la vida lo que hemos logrado en la vida, por mínimo que sea, y agradecer el hecho de tener salud y poder tener como solventar todas las necesidades de nuestras familias, y alguno que otro capricho. En mi caso, es agradecer, en especial a mi mamá, porque sin ella, realmente no se que sería de mi ni de mi hijo. Yo esta navidad celebraré el tenerla a ella junto a mi y poder estar bajo su divino resguardo. Vieja, te amo! Feliz navidad a todos!