Hola mi gente! Aquí me reporto, después de la pequeña sacudida que me despertó en la madrugada del 27 de febrero.

El terremoto me pillo en un pueblito del sur llamado Lautaro, en la IX Región de la Araucanía. Me encontraba en casa de una tía, pasando mi ultima noche en el sur, antes de regresarme a casa, en la zona central del país. Allá el terremoto alcanzo una intensidad de 7º según recuerdo. No hubo muchos daños en infraestructura en la zona, ya que las casas son de madera, material que es muy flexible.

En Lautaro la mayor perdida fue, al parecer, la gran iglesia que se alzaba en su plaza, la cual quedo con una gran grieta. En Temuco, se cerró el centro, ya que algunas de las calles céntricas sufrieron desmoronamiento de algunas construcciones antiguas.

Pero la pesadilla no es allí en donde empieza…esta se ubica en las regiones de Maule y Bio Bio, por las cuales he tenido que pasar y ver, con mis propios ojos, una pequeña porción de la destrucción que ha azotado a mi país.

Aun no puedo asimilar bien que todas aquellas cosas que conocí ya no existen. Boyeruca, Cobquecura, Colchagua, Nancagua, Peralillo, Constitución, Pichilemu, Tinguiririca, Talca, Iloca, entre tantos otros lugares que he conocido en mis 19 años hoy se encuentran tirados en el suelo.

Tampoco puedo asumir bien que tantas partes de Rancagua, capital de la región del Libertador Bernardo O’Higgins, que son parte de nuestra historia tanto nacional como local, están prácticamente destruidas…todo me parece parte de un mal sueño, una pesadilla, o una película espantosa.

Estuve sin energía hasta las 4 de la tarde del día domingo. Durante esas 36 horas aproximadas que estuvimos sin luz, la radio del auto fue nuestro único puente de comunicación con el país. Nuestros teléfonos no funcionaba, los celulares no respondían…y las horas pasaban, con un dolor en cada centímetro de nuestro ser al no poder contactarnos con nuestros seres queridos que forman parte de mi numerosa familia. 

Cuando por fin pude ver los efectos del terremoto con mis propios ojos entre en shock…nada parecía real. De hecho, aun siento que despertaré en cualquier momento…y el problema no es ese…sino el hecho de que me voy enfermando mas cada vez que enciendo la Tv. No creo que sea sano el ponerse a llorar en cualquier instante por nada. Y lo peor es que todas esas imágenes están dentro de mi cabeza y siempre lo estarán…Y se que nunca podre olvidar a Parral en el suelo ni el miedo que sentí cuando tuvimos que atravesar el gran puente Malleco, que amenazaba con caerse.

Y esa primera noche que rehusaba a irme a dormir. Temía que al cerrar los ojos todo volviese a repetirse y que ese horrible crujido volviera a inundar todo y que esta vez ya no pudiese bajar del segundo piso…y que el piso se abriese bajo mis pies…

Estos han sido días angustiantes para todos nosotros…para unos mas que otros, está claro. Pero el fin de todo este asunto aun esta muy lejos de nuestro alcance .

Hay dos llamados que quiero hacer, que me parece, que muy pocos han hecho  presentes en estos días de desastre. Primero que nada, me dirijo a los periodistas nacionales, que a pesar de haber cumplido muy bien su trabajo de informarnos al resto del país lo que pasa en aquellos sectores en que la naturaleza ha dejado caer su poder, se han dedicado a jugar con la psiquis de todos los que día a día estamos pendiente de los acontecimientos. El trauma que ya todos tenemos es suficiente! Por favor, no nos caguen mas…ver como esta hecho mierda, dicho en buen chileno, el país, acompañado con esa música emotiva cada vez que sintonizamos la Tv abierta nos va dañando…y ustedes aun no notan que esto no es algo que estará de moda por algún tiempo y luego pasará, como lo es con casi todas las noticias. El país no se reconstruirá de un mes para otro…esto llevará tiempo y no creo que podamos estar tanto tiempo soportando el que jueguen con nuestras emociones. Dense cuenta de una vez que no están vendiendo un producto, sino que están jugando con la realidad…

  Lo segundo, es dirigido para todos los chilenos, hayan o no sufrido alguna perdida, porque en esto estamos juntos. No perdamos las esperanzas, somos un pueblo que ha luchado por lo que quiere a lo largo de la historia, no permitamos que una pequeña sacudida quiebre nuestra fuerza de voluntad, tiremos pa’ arriba, que nos espera un futuro hermoso…nuestro país, a pesar de todo lo es, y tengo la seguridad de que podemos volver a ser lo que éramos hace una semana e incluso mas que eso…que esto no solo sea una ola de destrucción, sino que una oportunidad de renovación. Y solo juntos, trabajando y no destruyendo aun mas lo que nos queda, podemos reconstruirnos, porque en nuestras manos está nuestro futuro y no en las de alguien mas.